A todos nos han contado alguna vez que si
no juegas tu juego y juegas al del contario, pierdes.
Los españoles aprobamos una Constitución
que presentaba sobre todas las existentes, la novedad de la descentralización
basada en el “modelo autonómico”. Tanto los padres de la misma como los
partidos políticos corrieron a contarnos las bondades de la solución sin
insistir mucho en que la misma novedad era un riesgo o que el sistema aplazaba
un problema que ha pasado de copo de nieve a no caber por la puerta. Algún
partido discrepó, pero no era momento de achantarse y no quisimos oír a los
agoreros.
Creo que a nadie escapa ahora que los
separatistas, convenientemente enmascarados bajo el término “nacionalista”
colaboraron con la misma porque vieron que a largo plazo podrían cumplir sus
objetivos. Con las prisas quizá no quedó suficientemente analizado lo que
significaba el estado autonómico y los riesgos se consideraban, como en las
centrales nucleares, remotos. A nadie le importó, por ejemplo, que el voto de
un vasco no valiera lo mismo que el de un murciano.
Y llegaron las elecciones y desaparecieron
las mayorías absolutas y los dos grandes partidos políticos españoles,
incapaces, por estúpidos de analizar la estrategia separatista (o no tan estúpidos
y pendientes, quizá, de aclararnos alguna cosa a todos los españoles)
convierten en partidos “bisagra” precisamente a éstos.
No hace falta decir que han ido pasito a
pasito cumpliendo sus objetivos ¡y sin ningún coste! Todo regalado. Pan para
hoy y un problema enorme para mañana. Ellos siguen su estrategia y cumplen sus
objetivos mientras nuestros grandes partidos son incapaces de colaborar en nada.
Es verdad que alguna vez los grandes partidos han atajado la estrategia
nacionalista, pero me remito al primer párrafo, si juegas el juego de ellos,
pierdes.
No veo voluntad a España de jugar su juego.
El PP dirá que lo está haciendo. No nos engañemos. Estará jugando al de ellos.
Si define una estrategia, durará hasta las próximas elecciones. El PSOE, más de
los mismo.
No hay narices de cambiar la constitución,
porque ahora que entendemos las bondades de las autonomías, los partidos las
necesitan para colocar a los políticos profesionales y el que no lo crea, que
lea la noticia que encabeza el post anterior. ¡Apañaos estamos!
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